miércoles, 10 de septiembre de 2025

ARMAR A VENEZUELA ES AMARLA

Bajo los efectos de los actuales acontecimientos, cabe esperar en el gobierno bolivariano y en toda la capacidad de raciocinio de la nación la reflexión de que es perentorio armar al país para su defensa. ¡Una flota naval está en Mar Caribe con planes de agresión contra Venezuela y las proyecciones retratan, sí, una importante resistencia de combate del país suramericano, pero, desafortunadamente,  con resultados de derrota si los agresores se determinan a entrar!
¿Pesimismo? En modo alguno. Realidad. La pregunta por realizar debiera ser ¿se debe esperar un ataque real para tomar la decisión de convertir a Venezuela en país de fuerza disuasoria más allá de "una importante resistencia de combate"? No, definitivamente, porque después del ataque hay el riesgo de que el país ya no sea tal.
Como Irán o Corea del Norte, Venezuela simplemente debe denotar la improbabilidad de invasión. Una cosa es que pueda ser bombardeada con un B-2, como le ocurrió a Irán, pero otra diferente es que no pueda ser invadida, lo cual no es el caso. A todos los gobiernos que han regido al país desde el bloque naval a principios del siglo XX le ha costado entender el axioma, no obstante ser… un axioma, un evidente requerimiento.
Los gobiernos de tendencia derechista no lo hicieron porque cohabitaban ideológicamente con el país pirata; y los de izquierda (Hugo Chávez y Nicolás Maduro), no obstante estar enfrentados con el ogro, no lo han hecho por los escrúpulos humanistas. Que el socialismo es humanismo es cierto, pero no debiera ser puerta de aniquilación. No se puede ser ese tonto país, repleto de tan incontables riquezas, incapaz de defender su bolsa sólo porque los postulados del humanismo te recomiendan la paz y el paradisíaco convivir. Por el contrario, es inhumano e irresponsable no salvar tanto la vida como las pertenencias.
Hugo Chávez prohibió el desarrollo nuclear en el país y el presidente Maduro no ha estimulado el desarrollo de la industria militar. Es verdad, se han dado pasos para ensamblar y fabricar propuestas de otros países, pero Venezuela no tiene su tienda propia de desarrollo. Se ensamblan fusiles de asalto rusos y drones iraníes, pero el país no despliega su propia ciencia y tecnología, sus propios concursos para la inventiva, la carrera universitaria especializada, la cultura popular de parir ingenios para defender la patria.
No tiene nada de criticable. Simplemente es la perpetuidad de la nación bolivariana. Venezuela no es ningún país angelical. Su historia habla de guerra e independencia, de decretos de guerra a muerte, de desbordamiento de la contienda hacia otras latitudes para proclamar libertades. Su socialismo se debe ejercer con un belicoso sentido de la supervivencia y pragmatismo.
¿Cómo debe decirse todo esto de modo que repique y retumbe en las conciencias? Toda entidad viviente debe poseer sus niveles básicos de agresión y supervivencia, sin extremos represivos que arruinen su perspectiva de porvenir. Venezuela es un país perturbadoramente rico. Eso es un hecho a asumir, pero no en el discurso baladí y jactancioso que la pinta como "el país más rico de la tierra"; sino en la actitud y aptitud de defender su humanidad y pertenencias. O acepta su destino y riquezas o los rechaza, regalando sus perturbadoras riquezas para evitar las molestias y vivir en paz.
Venezuela es un país en extremo vulnerable. Nomás con la voladura del Guri quedarían en un 75% a oscuras; no posee una flota de proporcional defensa para sus 4 mil kilómetros de costa; y no se ha sembrado en el nuevo paradigma bélico del combate marino con lanchas "avispas" y el desarrollo de drones. Estos dos hechos deberían ser una abundantísima realidad. El país debería ser un líder fabricante en estos dos aspectos. Su realidad geográfica y geopolítica lo clama.
Ser venezolano es una responsabilidad de vida.  Ser venezolano debiera ser la conciencia habitante de una geografía caudalosa a defender. El ladrón imperial, el pirata, el enemigo ideológico e histórico, indefectiblemente así obliga a tal destino. Que otros sean los paraísos y santidades; la patria de Bolívar únicamente debería conformarse con seguir existiendo y ser libre.  

domingo, 29 de junio de 2025

ATACARÁN DE NUEVO A IRÁN CON LA ONU COMO CABALLO DE TROYA

La guerra no ha terminado. Fueron doce días, pero los resultados no fueron favorables para quienes la propiciaron, no obstante haber logrado el objetivo de rodear a Irán.
Precisamente ese hecho, "Irán rodeado", fue el error de cálculo que llevó a los Estados Unidos e Israel a estrellarse con su ilusión de que los persas ya estaban listos para la caída.
Gaza, Cisjordania ocupada, Líbano, Siria fracturada, tropas gringas en Irak, bases de la OTAN en Turquía, definieron el mapa con un Irán cercado e hicieron creer a gringos y sionistas que la hora del zarpazo había llegado.
Entonces fraguaron desde la ONU, como siempre han fraguado, buscando la licencia para justificar una agresión e iniciar las hostilidades que habrían de conducirlos a la victoria. Utilizaron a un funcionario llamado Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía, para espiar y generar un informe ambiguo sobre un desarrollo nuclear en Irán, específicamente en Fordo, faltando muy poco para aseverar que los persas fabricaban armas de destrucción masiva, como el viejo cuento de Irak, como el cuento del narcotráfico en otros países, como el terrorismo ese de las torres gemelas…
Entonces, listos los cálculos e ilusiones, atacaron y resultaron lesionados, ambos perdiendo la susodicha guerra de los doce días. Israel dejó sobre el suelo el caparazón de su mentada invencibilidad al ser atacado en su corazón y los Estados Unidos fueron bombardeados en una de sus bases militares en Qatar, respirando el terror de que los ataques pudieran extenderse hacia sus enclaves del Medio Oriente, donde sus a 40 mil tropas permanecen al alcance de los drones y misiles iraníes.
Imaginaron, pues, el momento del quiebre de Irán. Mal calcularon. Lo visualizaron rodeado y temeroso. El cuento de las centrales nucleares amenazantes no funcionó y claramente fallaron en sus objetivos de destrucción. Ahora son un par de países en mofa, comidilla burlesca en las redes sociales.
Al no cumplir con sus propósitos (someter a Irán, volarle sus plantas nucleares), es casi de obligatorio pronóstico proferir que la guerra continuará. Volverá, y volverá con renovados odios, el odio del fracaso experimentado.
Allí están de nuevo, intentando meter a la fuerza en Irán al tal Rafael Grossi y su ONU para que espíe la ubicación del material nuclear no destruido y de nuevo bombardear. La meta es doblar a Persia para imperar a sus anchas en el Medio Oriente.